Él no es un refugiado; o mejor, aunque presentara una petición de asilo político en el Ministerio de Exteriores no se lo otorgarían. ¿Quién le tiene oprimido?, preguntarían en el Ministerio. ¿De qué huye? Del aburrimiento, respondería. De la ignorancia. De la atrofia moral. De la vergüenza. ¿Adónde le llevaría una petición así?
- J.M. Coetzee, Juventud -
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